Yo misma

«Escribo porque me llevo mejor con los personajes que me invento que con las personas de carne y hueso.»

Me llamo Raquel y a veces me da por aporrear el teclado. Punto.

No esperes encontrar una biografía llena de logros narrados en tercera persona como si la hubiera redactado un crítico literario en mi funeral.

¿Te confieso una cosa?
La mayoría de esas biografías las escribimos nosotros. Igual que las sinopsis, por eso son tan malas.

«Fermín es el autor más vendido de habla hispana, ha ganado un porrón de premios y no hay ninguno que le haga sombra, a pesar de haber crecido en un barrio humilde donde la única biblioteca era la del abuelo del tercero».

Una de dos:

  1. Un becario lo ha escrito mientras Fermín asentía con aire solemne.
  2. Fermín lo ha escrito sobre sí mismo, pero en tercera persona, para que suene menos narcisista y más serio.

¡Y no le culpo! Yo también lo hice una vez. Exactamente por el segundo motivo. Y me sentí tan ridícula que me dije; mira, no, prefiero no poner nada en la biografía, que ir de lo que no soy: de escritora seria.

No me siento yo, no me siento coherente ni auténtica. Y creo que cuando no te sientes cómodo con lo que haces, se te nota. Y si los lectores te lo notan… mal asunto.

Así que a lo mejor Fermín es realmente un tipo serio, que escribe cosas serias y se siente como pez en el agua escribiendo en tercera persona sobre sí mismo. BIEN POR ÉL.

Yo no.

Yo llevo algunos años dándole a la tecla y algo he conseguido, sí. Nada lo bastante épico como para escribirlo en tercera persona, pero oye, aquí sigo.

Soy una chica que va a su bola, se me da fatal hacer amigos y le gusta escribir sobre sus movidas.

  • Pero, se me da bien crear imágenes en la cabeza de los demás. Fíjate que he dicho crear imágenes y no escribir, porque después de varias novelas publicadas, sigo metiendo la gamba.
  • Escribo REALMENTE lo que quiero escribir. Me gusta fliparlo en colores, me monto unas historias que ni yo misma sé de dónde salen. A veces me quedo a cuadros con lo que se me ocurre. Y me encanta dejar descolocados a los lectores. Eso significa que, a lo mejor… al final, todos mueren.
  • En mis historias también encontrarás clichés, eso también es cierto. Aunque trato de mantenerlos a raya y me controlo con los “puso los ojos en blanco”, “se le escapó un suspiro largo cuando él se quitó la camiseta”. No prometo nada con “el brillo de sus ojos”, pero si ves que lo uso demasiado, dame un par de collejas literarias.

En resumen:

Si buscas escritores con premios y frases grandilocuentes sobre su amor por la literatura, lo siento, no soy Fermín.

Si a ti tampoco te va lo serio y tienes sentido del humor, te invito a seguir por aquí. Lo mismo hasta nos hacemos amigos.

Otras cosas menos interesantes sobre mí (pero que te cuento igual)

Me cuesta pillar según qué cosas.

Las matemáticas son un asco. Incluso más que escribir sinopsis.

Me gusta la pizza con piña. Sí, lo sé, soy un monstruo.

Vengo de una isla, pero no sé nadar.

Tampoco sé silbar. Aunque no desisto de intentarlo.

Se me da fatal escribir biografías, casi tanto como las sinopsis.

Soy autista, pero he aprendido a fingir que soy “normal”.

Prefiero la playa en invierno antes que en verano.

Cosas que escribo y puedes comprar

Gea y sus cosas

Gea está perdida, pero lo disimula con una sonrisa… y unas cuantas mentiras.
Hasta que un misterioso email lo pone todo patas arriba. Porque a veces, para encontrarte, tienes que dejar de engañarte.

El chico del violín

Una noche. Una mirada. Y una melodía capaz de cambiarlo todo.
Shirley quiere olvidar. John solo quiere seguir adelante. Pero cuando la música los une, ni el pasado ni los miedos podrán silenciar lo que nace entre ellos.

El destino Ranieri

Dana llega a Roma para cumplir su promesa, pero pronto descubrirá que la magia tiene un precio.
Con Abel desaparecido, enemigos al acecho y un oscuro emisario tras el manuscrito, la guerra ha comenzado… y su destino ya está marcado.

El arcángel de luz

Dana solo quiere justicia. Abel solo quiere ganar. Pero el destino tiene otros planes.
Lo que empieza como una batalla legal se convierte en un choque de voluntades, deseo y secretos ocultos… hasta que una verdad imposible lo cambia todo.

Mándame un email, no un drama

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